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Eduardo Castro ganó Caminos del Inca 2024. Conversamos con el corredor de la familia Yangali, quien nos contó todo sobre su preparación física y mental previo a esta dura carrera.
Caminos del Inca 2024 llegó a su fin este domingo con la etapa entre Cusco y Arequipa, la más larga de todas. El corredor, Eduardo Castro Yangali fue el ganador de esta dura competencia que requiere mucha fuerza física y mental. Qhali conversó con el corredor, quien nos cuenta toda la experiencia desde el lado físico y mental del rally.
—¿Desde qué edad comenzaste a correr?
Vengo de una familia de corredores, los Yangali. Mi afición empezó desde muy niño, prácticamente desde que tengo uso de razón, ya que he visto a toda mi familia correr, participar, competir o ganar. Inicié toda esta aventura en el 2007 con un tío que me pregunta si quiero correr y yo le respondo que sí, entonces me comenzó a enseñar de este mundo, de lo que es alistar un auto y todo lo que involucra. Esta carrera involucró una preparación con mucho tiempo de anticipación, sin embargo, vengo de un Mundial en Chile, por lo que me encontraba mucho más cargado que el resto de pilotos. La logística es muy grande en este tipo de carreras.
—¿Cuál consideras que es el principal reto de la carrera?
La altura es lo que normalmente nos juega en contra, un día antes estás en Lima despidiéndote de tu familia y al siguiente subes a 2000 m.s.n.m; es un esfuerzo físico regular y hace que el piloto baje un 60% su rendimiento. Mi copiloto es Diego Vallejo, es español y él nunca ha estado en este tipo de altura en competencia, pero no le afectó, dentro del auto la competencia es un poco distinta y hay que tener herramientas que nos puedan servir al momento que pueda haber algún inconveniente.
Llevar oxígeno es fundamental y tener algo de azúcar también para mantenerse despierto y concentrado sin que no afecte tanto la altura. Recuerdo que cuando corrí mi primer Caminos del inca en el 2009, si sentí un bajón fuerte, a pesar de que soy de Huancayo, sentí un ligero mateo y cosas.
—Hablemos sobre tu preparación física. ¿Qué tipo de entrenamiento específico realizaste antes de esta competencia?
Lo que normalmente hago es entrenamiento funcional. Tengo un preparador que me ayuda a hacer rutinas. Es una mezcla entre este entrenamiento y pesas para tener fuerza. Lo que principalmente refuerzo es la espalda, cuello, es importante tener movilidad y fuerza en los brazos y un poco también en las piernas, porque el freno es muy duro en el auto de carreras.
Y cuando es el momento o días antes de la competencia ¿qué tipo de entrenamiento se hace o ya no se hace entrenamiento?
Cuando se acerca la competencia baja la intensidad para que el cuerpo se relaje para que no esté sobrecargado, para que no duelan los músculos y todo esté más suave para que se utilicen los músculos de manera eficiente. Hacer estiramientos es básico, me han recomendado también hacer yoga o meditaciones.
—¿Cuentas o has contado con ayuda psicológica?
En algún momento sí. Ahora por temas de tiempo no mucho, pero siempre estoy conversando con alguien. La ayuda psicológica en este tipo de carreras es necesaria, porque la presión no es solamente al momento de competir, es antes.
Siempre da nervios competir, ya que hay problemas que pueden salir y muchas veces no se pueden controlar y debes saber afrontarlos. Lo bueno, es que nosotros tenemos una logística bastante grande como equipo y nos permite descargarnos un poco de los problemas técnicos del carro.
—¿Cómo manejas tu estrés y tu agotamiento mental?
Siempre trato de relajarme, de desaparecerme, de estar más enfocado, de descansar, dormir bien, hacerme masajes, salgo a caminar y trato de olvidarme de todo.
—¿Cuál consideras que es el mayor reto psicológico de Caminos del Inca?
Cada Caminos del Inca es distinto, pero lo que suele pasar es que tienes un problema, pierdes tiempo y quieres recuperarlo ahí debes aplicar toda tu preparación. Depende más de ti y cómo lo afrontes y de lo que puedes recuperar.
El año pasado tuve un bajón bien importante en la primera etapa del rally y me quedé sin frenos y se me fue el pedal del freno a fonso y tuve que hacer toda la mitad de la carrera sin frenos hasta que llegué a la meta y me di cuenta que había perdido. Era un tiempo valioso que ya no se puede recuperar.
—¿Hay algún equipo especializado que te ayuda cada cierto punto del rally ante fallas técnicas?
No, igualmente nosotros llevamos un equipo cercano a 40 personas que están divididos en varios auxilios móviles, es importante que tanto piloto como co piloto seran arreglar todo ante cualquier imprevisto.
—¿Qué consideras que es lo más emocionante y desafiante de esta competencia?
Lo más emocionante es ver la cantidad de gente que aparece en la ruta en sitios alejados, quienes siempre están alegres por el paso de los carros y están dispuestos a ayudar ante cualquier incidencia.
En el 2018 nunca me imaginé caer por un precipicio, había una chacra y me estaba deslizando por ahí hasta que un árbol me frenó. Tuve miedo, pero no había ni un alma en esa zona y no tengo idea de dónde, pero aparecieron cientos de personas y empezaron a sacar mi auto de ahí hasta llegar a la pista para que pueda continuar. Lo malo es que cuando salí tuve que reparar mi auto y no tenía un repuesto, no pude continuar lamentablemente. En ese momento vi la esencia de la competencia, que es única en el mundo.
—¿Qué le recomendarías a los jóvenes pilotos que quieran correr en Caminos del Inca?
Caminos del Inca es una carrera muy atípica. Si es que quieren prepoararse para esta competencia se guíen de personas con experiencia. También hay que tener en cuenta que es una carrera que demanda mucho dinero y logística. Por ello, hay que averiguar muy bien todo lo que requiere un rally de esta magnitud para que puedan ir tranquilos y sanos.
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