¿Cómo superar una ruptura amorosa si no tienes amigos cerca?
- Redacción Qhali
- 7 abr
- 3 Min. de lectura
Sanar tras una ruptura sin apoyo cercano es posible con autocuidado y gestión emocional.

Las rupturas amorosas son uno de los momentos más difíciles de atravesar emocionalmente. El dolor puede ser intenso y, cuando no se tiene una red de apoyo cercana, el proceso de sanación puede parecer aún más complicado. La falta de amigos o familiares con quienes compartir el dolor o desahogarse puede generar una sensación de aislamiento que empeora la situación.
En Perú, la soledad emocional es una realidad que muchas personas enfrentan en silencio. Según una investigación realizada por la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) en jóvenes universitarios de Lima Metropolitana, la falta de vínculos afectivos sólidos dentro del entorno familiar puede predisponer a una mayor dependencia emocional y a dificultades para gestionar rupturas amorosas. Estos vacíos afectivos, muchas veces heredados desde la infancia, se trasladan a las relaciones de pareja, generando una sensación de abandono aún más intensa cuando estas terminan.
Recomendaciones para sobrellevar una ruptura amorosa
El psicólogo Tomás Santa Cecilia del portal web Psicología y Mente, ofrece una serie de recomendaciones para transitar este proceso en soledad sin caer en el aislamiento emocional. Aquí reunimos sus claves para sanar desde el autocuidado, sin depender de una red externa de apoyo.
Sentir no es fallar: Muchas veces intentamos convencernos de que “todo está bien” cuando en realidad estamos hechos pedazos por dentro. Negar lo que sentimos solo posterga el dolor. Reconocer la tristeza, el enojo o la nostalgia por más incómodas que resulten es el primer paso para iniciar la sanación. Escribir lo que nos pasa, hablar en voz alta con nosotros mismos o simplemente admitir que algo duele, nos permite procesar y liberar lo que llevamos dentro.
La rutina ante la ruptura: El exceso de tiempo libre puede convertirse en el mejor aliado de los pensamientos obsesivos. Por eso, establecer una rutina, aunque sea mínima, ayuda a evitar caer en el bucle mental del “y si…”. Actividades sencillas como caminar, ordenar tu espacio, cocinar algo distinto o ver una serie pueden ser pequeños salvavidas diarios.
Trátate como tratarías a alguien que amas: En momentos de dolor emocional, el autocuidado físico suele quedar relegado. Sin embargo, alimentarte bien, dormir lo suficiente y moverte aunque sea un poco puede marcar la diferencia. Pregúntate: ¿cómo cuidaría a una persona que quiero si estuviera pasando por esto? La respuesta que te des, también vale para ti.
Lo que consumes, también te afecta: No es lo mismo pasar el día escuchando canciones tristes que elegir contenido que te inspire o tranquilice. Aunque parezca insignificante, lo que ves, lees o escuchas influye directamente en tu estado emocional. Elige películas, libros o podcasts que te ayuden a entender lo que estás viviendo o que, simplemente, te distraigan un rato.
Cambiar de escenario, aunque no haya plan: Salir de casa, aunque no tengas a dónde ir ni con quién, puede aliviar la sensación de encierro emocional. Pasear por un parque, sentarte en una cafetería o simplemente caminar por otro barrio puede ayudarte a reconectar con el presente y darte cuenta de que el mundo sigue girando.
Reconciliarte con la soledad: Estar solo no es lo mismo que sentirse solo. Este puede ser un buen momento para descubrirte, reencontrarte con pasatiempos olvidados o explorar intereses nuevos. Aprender a disfrutar de tu compañía no solo es sanador, también es empoderador.
Darle propósito al dolor: Una ruptura puede ser también una oportunidad para replantearte qué deseas construir para ti. No se trata de convertirte en la mejor versión de ti de la noche a la mañana, sino de usar este momento como impulso para mirar hacia adentro. Tal vez quieras retomar vínculos familiares, empezar un nuevo proyecto o simplemente dejar de postergar aquello que te importa.
Una separación sin compañía puede parecer un abismo, pero también puede ser el inicio de una etapa de autodescubrimiento. No necesitas tener a alguien al lado para sanar, muchas veces, basta con aprender a estar contigo mismo.
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