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El botox sería más tóxico que el cianuro

  • Foto del escritor: Redacción Qhali
    Redacción Qhali
  • 24 feb
  • 2 Min. de lectura
  • La toxina botulínica es usado por los cosmetólogos para remover arrugas y que la piel tenga una apariencia más joven. Sin embargo, el riesgo de aplicar el botox es alto.

    Inyecciones de bótox
    Foto: Multimedia de Wix

El botox, ampliamente utilizado en la medicina estética para reducir arrugas y líneas de expresión, es en realidad una neurotoxina derivada de la bacteria Clostridium botulinum. Aunque su uso está aprobado y regulado, recientes estudios han encendido las alarmas sobre su toxicidad. Según un informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), la toxina botulínica puede ser hasta 600 veces más tóxica que el cianuro, lo que ha llevado a la comunidad médica a cuestionar su seguridad a largo plazo.


¿Cómo funciona el botox y qué riesgos conlleva?


El botox actúa bloqueando la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor responsable de la contracción muscular, lo que genera un efecto de relajación en la zona tratada. Si bien esto proporciona un rostro más terso y juvenil, su impacto en el sistema nervioso es lo que genera preocupación.


La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) advierte que, aunque la aplicación controlada es segura, dosis inadecuadas o mal administradas pueden provocar efectos adversos como dificultad para respirar, debilidad muscular, visión borrosa e incluso intoxicación sistémica.


Además, los efectos secundarios pueden variar desde leves hematomas hasta complicaciones graves como la difusión de la toxina a otras áreas del cuerpo, causando parálisis parcial o problemas en la deglución.


De hecho, estudios recientes publicados en la Journal of Neurological Sciences han identificado que el uso repetido de botox puede alterar la comunicación entre los nervios y los músculos, lo que podría derivar en problemas de movilidad con el tiempo.


¿Es seguro el uso continuo de botox?


A pesar de las preocupaciones, el botox sigue siendo una de las intervenciones estéticas más demandadas en el mundo. La clave radica en su correcta aplicación y en acudir a profesionales capacitados.


De acuerdo con la Asociación Americana de Dermatología (AAD), es fundamental verificar que el procedimiento sea realizado por un especialista con licencia, utilizar productos aprobados y seguir las recomendaciones médicas post-aplicación para minimizar riesgos.


Sin embargo, la toxicidad del botox ha motivado a la industria estética a explorar alternativas menos invasivas, como los bioestimuladores de colágeno o los tratamientos con ácido hialurónico. Mientras los estudios continúan evaluando los efectos a largo plazo de esta sustancia, los expertos aconsejan ser cautelosos y no abusar de su uso.


Alternativas más seguras para la salud


Ante las preocupaciones sobre la toxicidad del botox, han surgido alternativas más seguras que ofrecen resultados similares sin afectar el sistema nervioso.


Según la Academia Americana de Dermatología, los bioestimuladores de colágeno, como la hidroxiapatita de calcio y el ácido poliláctico, son opciones eficaces que promueven la regeneración natural de la piel sin riesgo de parálisis muscular.


Asimismo, el ácido hialurónico, ampliamente utilizado en la medicina estética, permite hidratar y rellenar arrugas sin interferir con la función nerviosa.


Un estudio reciente publicado en Aesthetic Surgery Journal destaca que tratamientos con radiofrecuencia y ultrasonidos focalizados pueden estimular la producción de colágeno de manera segura, ofreciendo una piel firme sin necesidad de inyecciones tóxicas. Como siempre, consultar a un especialista es esencial para elegir la mejor opción según las necesidades individuales.

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